Carta abierta a World Rugby:
Creemos que el rugby es un "deporte para todos". Como personas con experiencia internacional en el rugby, amamos el juego y le hemos dedicado años de nuestra vida, incluso trabajando para dejarlo en un lugar mejor que donde lo encontramos. Estamos profundamente comprometidos con la equidad y con que todas las niñas y mujeres tengan acceso al juego, incluidas las niñas y mujeres trans.
Es por esta razón que nos oponemos firmemente a la reversión por parte de World Rugby de políticas inclusivas que han permitido a las mujeres trans entrenarse y competir en la categoría femenina durante décadas.
Esta directriz va en contra de la política actual del Comité Olímpico Internacional (COI) y de World Rugby. Ambos requieren que las mujeres trans que son atletas de élite mantengan su nivel de testosterona dentro del rango típico de mujeres biológicas durante al menos un año antes de competir y durante las competencias.
Las dos razones citadas para este cambio repentino son el bienestar de los jugadores y la preocupación por las desventajas de rendimiento. Sin embargo, nunca se han reportado incidentes de seguridad con mujeres trans que eran atletas de élite, y no existe historia o evidencia científica que demuestre que las mujeres trans están dominando el deporte.
Debido a que esta actualización de la política es innecesaria, le pedimos al Consejo de World Rugby:
-Rechazar la nueva directriz propuesta;
-Trabajar con investigadores, especialistas en ética y grupos de movilización que no promuevan la retórica anti-trans;
-Apoyar la investigación basada en evidencia sobre atletas trans que conduzca a pautas más inclusivas
Hasta entonces, respaldamos la política actual respaldada por International Gay Rugby.
Rechace la directriz propuesta porque:
La Guía va en contra de los valores de World Rugby.
El punto de partida de esta directriz es erróneo y no está en consonancia con los valores del rugby de integridad, respeto y solidaridad. Es imposible que World Rugby promueva la equidad para las mujeres “dentro y fuera del campo” mientras propone prohibir a las mujeres trans basándose en estereotipos sobre mujeres como pequeñas, débiles o que necesitan protecciones especiales en el deporte.
Las mujeres que juegan al rugby son fuertes, rápidas y capaces. Jugar al rugby a nivel de élite requiere disciplina y pasión, y cualquier mujer, incluida una mujer trans, que haya tenido la oportunidad de jugar, debería poder aprovechar esa oportunidad.
Esta directriz dañará a TODAS las mujeres.
El Centro Nacional de Leyes de la Mujer en los Estados Unidos dice que "cuando a una niña o mujer se le niega una oportunidad, los derechos de todas las niñas y mujeres están en riesgo". Esta directriz abre la puerta a la vigilancia de género, sometiendo a cualquier mujer a acusaciones indignas y exámenes intrusivos.
Esta pregunta, que formó parte de una encuesta enviada a jugadores de élite, ilustra el peligro de este camino. "¿Sabes si, o sospechas que, ya has jugado con o en contra de una mujer trans (es decir, que nació con apariencia masculina y se identifica como mujer)?"
¿Se preguntará a las jugadoras que son demasiado altas, demasiado poderosas o demasiado “masculinas” si pertenecen o no a la categoría femenina? ¿Afectará esta directriz de manera desproporcionada a nuestras compañeras de equipo negras e indígenas, que ya son perseguidas por no encajarse en los estereotipos racistas y sexistas de la feminidad? ¿Cuán buenas podemos ser hasta que dejemos de ser vistas como mujeres?
Para empoderar a las mujeres y niñas en el rugby, vamos a eliminar los problemas que, sin duda, son barreras para la equidad, la seguridad y la justicia. Problemas como falta de inversión, falta de acceso a campos y equipamiento de calidad, abuso y acoso sexual, baja exposición comercial y representación insuficiente en puestos de liderazgo.
Esta directriz no refleja que las mujeres trans hayan estado jugando rugby con mujeres durante décadas.
La confederación de rugby más grande del mundo (la RFU - Rugby Football Union) aún no ha reportado un solo incidente de seguridad que involucre a una jugadora trans. Sin investigación basada en evidencia y datos sobre lesiones, no se puede sostener un argumento a favor del bienestar de las jugadoras.
La belleza del rugby es que hay espacio para cuerpos de todos los tamaños, formas y fuerzas. Las mujeres trans tienen cuerpos muy diferentes, al igual que otras mujeres. Sin testosterona en niveles similares a los de los hombres cis, una mujer trans alta en la cancha es solo una mujer alta en la cancha. Esto no debería ser un problema, porque no hay límites de peso y altura en el rugby, y no debería haberlos.
Esta directriz prohíbe a las deportistas trans sin estudiar a las deportistas trans.
Las mujeres trans son mujeres; no son hombres cis, ni "hombres biológicos". Gran parte de la investigación citada apunta a las diferencias entre mujeres cis y hombres cis. Y luego las conclusiones se extraen sobre la base del principio erróneo de que las mujeres trans son fisiológicamente comparables a los hombres cis. Ninguno de los estudios utilizados en la construcción de esta directriz incluye a atletas trans, ni siquiera a atletas que juegan al rugby. Es irracional poner una directiva de prohibición sin la base científica para ello.
Esta directriz estaría en oposición directa a algunas leyes internacionales, nacionales, territoriales, estatales/provinciales o locales.
En junio, la Corte Suprema de los Estados Unidos emitió una decisión declarando que los empleados LGBTQIA están protegidos contra la discriminación en el lugar de trabajo bajo las leyes federales vigentes. Los estados y ciudades donde quedan los programas de rugby de alto rendimiento en los EEUU también tienen leyes que prohíben la discriminación basada en la identidad de género. Además, prohibir la participación de mujeres trans puede violar las leyes estatales o nacionales contra la discriminación.
No estamos solas en esto. Las siguientes leyes también protegen a las personas trans de la discriminación: The Canadian Human Rights Act, Australia’s Sex Discrimination Act, La Ley de Identidad de Género de Argentina, y la Equality Act in the UK. Muchos otros países y culturas reconocen oficialmente a más de dos géneros.
Esta directriz es una violación de los derechos humanos.
La Carta Olímpica dice: “Hacer deporte es un derecho humano. Cada individuo debe poder practicar deportes, sin discriminación de ningún tipo, y con el espíritu olímpico...”
Rechazar a todo un grupo de personas sin una base científica concluyente deshumaniza a una comunidad ya marginada. En todo el mundo, las personas trans, no binarias e intersexuales enfrentan tasas extremas de discriminación, persecución y violencia, solo porque existen. En lugar de reproducir la opresión estructural, debemos construir políticas que imaginen algo mejor.
World Rugby incluso dice que:
“Es imposible considerar el rugby como un deporte para todos sin enfocarse en la importancia de la diversidad y la inclusión. Donde existan barreras a la participación o prejuicios inconscientes, aunque no sean intencionales, el deporte dejará de ser para todos y correrá el riesgo de volverse no solo homogeneizado, sino percibido como exclusivo y discriminatorio”.
Como comunidad internacional de atletas, nos negamos a ser cómplices de esta directriz. Elegimos liderar nuestras comunidades con coraje e integridad hacia una visión del rugby como un deporte verdaderamente inclusivo y acogedor que valora a todos, todos los cuerpos y la humanidad de nuestros jugadores.
Estamos juntas.